Resulta, por tanto, evidente que no sabe o no quiere saber de lo que habla o que se dedica a la ceremonia de la confusión: un día dice una cosa, al siguiente otra y sin importar que puedan resultar perfectamente incoherentes, como es el caso.
Por supuesto, tanto cuando dice una cosa como la otra, ni se molesta en definir qué es el "centroizquierda" y qué la "izquierda". Al parecer, todos sabemos lo que quiere decir cada unos de esos conceptos; y todos los interpretamos de la misma manera. Pero creo que si quieren decir algo, una cosa es ser de "centroizquierda" , es decir, ser de "centro", pero con cierta tendencia o escora hacía la "izquierda", pero de "centro" a fin de cuentas, y otra ser de "izquierdas", donde, dentro de la lógica de lo qué quieran decir estos conceptos, obviamente, ya no se es de "centro" (sea o no "centroizquierda") sino de "izquierdas". Siendo esto así, no cabe duda de lo contradictorio que resulta decir, al mismo tiempo, que se es de "centroizquierda" (o sea, de "centro") y de "izquierdas". Lo uno o lo otro, pero las dos cosas a la vez no se puede, a no ser que sean conceptos idénticos, en cuyo caso bastaría con definirse con arreglo a uno de ellos.
Partiendo de la base de que nada ni nadie ha dado una definición de "derecha", "centro" e "izquierda", más allá de la autoubicación o alteroubicación de unos y otros o el mutuo reconocimiento de unos y otros de la ubicación de alguien en alguno de esos espacios políticos, creo que la única definición válida es la de "burgueses" y "capitalistas", por un lado, y "anarquistas", "socialistas" y "comunistas", por otro. Esta es la única distinción capaz de mostrarnos claramente dónde se está. Los primeros son los que defienden la propiedad privada de los medios de producción, con la consiguiente explotación de quienes se ven obligados a vender su fuerza de trabajo a esos propietarios; los segundos son los que están en contra de esa propiedad privada, defendiendo la propiedad común de los medios de producción, lo que pondría fin a la explotación inherente a la otra opción. Por eso, frente a los partidos "burgueses" y "capitalistas", surgieron los partidos "anarquistas", "socialistas" y "comunistas". De ahí que cuando alguien se proclama "anarquista" o "socialista" está dejando muy clara su posición absolutamente antagónica a algo que esté por la propiedad privada de los medios de producción. En otras, palabras, es un absoluto sinsentido proclamarse "socialista" y defender esa propiedad privada. Si se está en este caso, estaríamos hablando de un partido "burgués" o "capitalista", pero nunca, obviamente, "socialista".
Apliquemos lo dicho al P$o€. No obstante, veamos antes que decía al respecto este partido en su XXVII Congreso, celebrado en el año 1976, es decir, en tiempos bien recientes:
El P.S.O.E., se define como Socialista, porque su programa y su acción van encaminados a la superación del modo de producción capitalista, mediante la toma del poder político y económico y la socialización de los medios de producción, distribución y cambio por la clase trabajadora. Entendemos el socialismo como un fin y como el proceso que conduce a dicho fin, y nuestro ideario nos lleva a rechazar cualquier camino de acomodación al capitalismo, o a su simple reforma.
...
...
Queremos construir un modelo de sociedad que nos sea propio, en el que socialismo y libertad sean conceptos coadyuvantes y no contradictorios; en el que todos los hombres sean dueños de su trabajo y su conciencia; en el que el poder de decisión y los beneficios sociales pertenezcan, solidariamente a la comunidad y no a minorías dominantes, cualquiera que sea su signo. ...
El P.S.O.E. reafirma su carácter de Partido de Clase, y por lo tanto de masas, marxista y democrático....
Hasta que se cubra ese objetivo final de la sociedad sin clases con la consiguiente desaparición del Estado y se cambie el gobierno de los hombres por la administración de las cosas existirá una etapa transitoria de construcción del Socialismo en la que serán necesarias intervenciones enérgicas y decisivas sobre los derechos adquiridos y las estructuras económicas de la sociedad burguesa. Consistirá en la aplicación real de la democracia y no en su abolición.
Está claro, pues, que el PSOE (ahora no P$o€) era un partido "socialista", que no admitía componenda alguna con el "capitalismo" ni con ninguna de sus manifestaciones, en especial, el "Estado", como máxima expresión de ese sistema.
Pero todo esto se quebró en un posterior Congreso. El ser más nefasto para la clase trabajadora española, y uno de los más nefastos para la causa del "socialismo", en general, en el último cuarto (acaso ya antes) del S. XX y lo que va del XXI, Felipe González, disconforme con tales afirmaciones, dimitió. Y solo aceptó la vuelta cuando vio colmados sus deseos: la desaparición de cualquier atisbo de "socialismo" en el partido. En ese momento, pasó a ser un partido "capitalista" más, pues aceptó plena y absolutamente, los fundamentos de dicho sistema de explotación. Fue cuando dijo, con gran énfasis, aquello de: ¡Antes socialista que marxista! Una afirmación que debería engrosar algún libro que se dedicase a la antología de la estupidez.
¡Y qué decir de ese tipo de precisiones, como la de "un socialismo para el S.XXI", para seguir justificando esa traición a todo lo que significa "socialismo"!. El "socialismo", en los siglos XIX, XX y XXI, solo significó y significa una cosa: abolición de la propiedad privada de los medios de producción, con todo lo que ello conlleva, y que tan bien se definía en los párrafos antes transcritos de la resolución política del XXVII Congreso del PSOE.
Ante esto, qué pueden importarnos las tonterías de Pedro Sánchez, y toda la clase política en general, medios de comunicación, etc, sobre qué sea "derecha", "centro" o "izquierda". Todo esto no pasan de ser engañifas para la distracción y el entretenimiento de ignorantes. Lo que importa es situarse claramente contra el capitalismo.
Hasta que se cubra ese objetivo final de la sociedad sin clases con la consiguiente desaparición del Estado y se cambie el gobierno de los hombres por la administración de las cosas existirá una etapa transitoria de construcción del Socialismo en la que serán necesarias intervenciones enérgicas y decisivas sobre los derechos adquiridos y las estructuras económicas de la sociedad burguesa. Consistirá en la aplicación real de la democracia y no en su abolición.
Está claro, pues, que el PSOE (ahora no P$o€) era un partido "socialista", que no admitía componenda alguna con el "capitalismo" ni con ninguna de sus manifestaciones, en especial, el "Estado", como máxima expresión de ese sistema.
Pero todo esto se quebró en un posterior Congreso. El ser más nefasto para la clase trabajadora española, y uno de los más nefastos para la causa del "socialismo", en general, en el último cuarto (acaso ya antes) del S. XX y lo que va del XXI, Felipe González, disconforme con tales afirmaciones, dimitió. Y solo aceptó la vuelta cuando vio colmados sus deseos: la desaparición de cualquier atisbo de "socialismo" en el partido. En ese momento, pasó a ser un partido "capitalista" más, pues aceptó plena y absolutamente, los fundamentos de dicho sistema de explotación. Fue cuando dijo, con gran énfasis, aquello de: ¡Antes socialista que marxista! Una afirmación que debería engrosar algún libro que se dedicase a la antología de la estupidez.
¡Y qué decir de ese tipo de precisiones, como la de "un socialismo para el S.XXI", para seguir justificando esa traición a todo lo que significa "socialismo"!. El "socialismo", en los siglos XIX, XX y XXI, solo significó y significa una cosa: abolición de la propiedad privada de los medios de producción, con todo lo que ello conlleva, y que tan bien se definía en los párrafos antes transcritos de la resolución política del XXVII Congreso del PSOE.
Ante esto, qué pueden importarnos las tonterías de Pedro Sánchez, y toda la clase política en general, medios de comunicación, etc, sobre qué sea "derecha", "centro" o "izquierda". Todo esto no pasan de ser engañifas para la distracción y el entretenimiento de ignorantes. Lo que importa es situarse claramente contra el capitalismo.
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