París, conferencia del clima, 29 de noviembre de 2015. Con la disculpa de la lucha contra el yihadismo, resulta que todas las manifestaciones están prohibidas. Así se defiende el capital frente a los que, hartos de sus agresiones y destrozos, pretenden manifestarse contra los asistentes a la conferencia, una más, del gran capital mundial, que, al parecer, ya empieza a ser consciente del desastre a que lleva a la humanidad. Un manifestante dice que hay que cambiar el sistema. ¡Qué infeliz! Hay que deshacerlo. La gente no acepta la prohibición y se lanzan a la calle; la respuesta no se hace esperar, palos, gases lacrimógenos, etc, etc. O sea, la única respuesta que sabe dar el sistema. Y nadie se da cuenta del alcance de la cuestión. Hasta ahora toda la gentuza burguesa-capitalista, es decir, la que impone su ley en el mundo entero y todos los coríferos a sueldo, que no son pocos, justifican el sistema ante el fracaso, dicen ellos, del comunismo y porque, insisten, el capitalismo ha tra