Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de abril, 2015

Albert Ribera: ¡De qué hablas!

En una entrevista concedida a El País, se atribuye al ciudadano Albert Ribera lo siguiente: La libertad sin igualdad es insostenible y la igualdad sin libertad es insoportable. La primera afirmación me recuerda mucho a aquella pregunta que se hizo Lenin: ¿Libertad para qué? Pero, claro, no creo que Albert esté en esa línea. Aunque tiene razón en la crítica, ya que viene a decir que para qué quiero libertad sino tengo igualdad; o lo que es lo mismo y se aproxima más a la literalidad de sus palabras: no se puede hablar de libertad si primero no somos iguales, si la igualdad no es una premisa indiscutible. Entonces, si es así, está dando la razón a Lenín: para qué quiero la libertad sino soy igual a otro o ¿cómo se puede decir que soy libre o que gozo de libertad si no soy igual a mis semejantes. Es decir, la desigualdad hace imposible la libertad. La segunda afirmación es, sin duda alguna, una tontería mayúscula, pues expresa un imposible: si todos estamos en condiciones de igualdad, ya

Cristine Lagarde y el capitalismo.

El sábado, 11 de abril, publicaba El País una entrevista a Christine Lagarde. La verdad es que no dice nada que no esperásemos de la "factotum" de una institución como el FMI. Así, para empezar nos dice que no se siente poderosa. Y tiene razón, pues, obedeciendo al gran capital, en ese puesto lo único que se hace es aplicar recetas ultraliberales, que, desmantelando o dejando fuertemente tocados a los servicios públicos, abra más posibilidades de negocio a los capitalistas. Así, se privatizan servicios sanitarios, se disminuye sensiblemente el personal que los atiende o se priva de ellos a ciertos colectivos de la sociedad. Con ello se consigue, por un lado, que la gente, a la vista del empeoramiento en la calidad del servicio, contrate servicios privados y, por otro, ahorrar dinero; ahorro que sirve para garantizar el pago de la deuda a los capitalistas que previamente lo han prestado dinero. En el libro la Doctrina del caos, hay numerosos ejemplos de la brutales recetas del

Manuel Fraijó: ¡De qué esperanza hablas!

Manuel Fraijó escribe un artículo de opinión en El País del 2 de abril titulado "A vueltas con la esperanza". Después de leerlo, me pregunto ¿qué esperanza? ¿esperanza en qué?. El autor nos habla de la esperanza tal y como habló de ella Ernst Bloch, marxista y ateo, como nos recuerda Fraijó; también de cómo se refirió a ella Pedro Laín Entralgo y otros como Hannah Arendt o Paul Tillch. Pero el caso es que lo hace en términos tan generales que no sabemos en realidad qué decían sobre tal cuestión. Por tanto, la pregunta es clara ¿"esperaban" lo mismo Bloch que Laín Entralgo? Resulta patente que la "esperanza" no puede ser la misma en un marxista que en uno que no lo es. Esto, claro, si hablamos de una esperanza aferrada a la realidad que vivimos, basada en el análisis y el conocimiento, que nada tiene que ver con una esperanza metafísica más allá de la muerte; esperanza, esta última que nos sitúa en el mundo de la fe, de las creencias y sobre la que se puede