Manuel Valls es un sujeto más al servicio del capitalismo. Tal aserto, desde luego, no es ninguna novedad. Todos los que hoy engrosan las filas de los llamados partidos socialistas o socialdemócratas no son más que eso: servidores del capitalismo, gente que no se cuestiona la existencia de tal sistema ni, por tanto, la necesidad de acabar con la barbarie que su supone para millones de personas en el mundo. Son sujetos de la peor calaña o ignorantes, que todo puede ser. Los primeros, los de la peor calaña, son los dirigentes de esos partidos, siendo su misión especial perpetuar la ignorancia de las clases trabajadoras, convencerlas de que el capitalismo tiene arreglo. Es decir, su papel consiste en hacerles ver que el sistema de explotación en lo que el capitalismo consiste es lo único que hay, es la realidad con la que hay que vivir, pues fuera de ella no hay nada. Así, estas élites, frente al salvajismo actual, es decir, frente a la explotación de los habitantes de los países más pobr